Nueva farmacopea y posología homeopáticas, ó modo de preparar los medicamentos homeopáticos y de administrar las dosis / [G.H.G. Jahr].

  • Jahr, G. H. G. (Gottlieb Heinrich Georg), 1800-1875
Date:
1847
    pero la esplicacion que ella da está lejos de llenar todas las exigencias, puesto que en vez de dilucidarla , la re- mite á un orden de hechos, que, aunque generalmente admitidos, no están aun suficientemente esplicados. El mias- ma siendo aun un cuerpo imponderable, no deja de serlo tal, es decir , materia , y por lo tanto sujeto á las leyes de esta. Asi, pues, toda acción de la materia, ya mecánica, ya dinámica, está en relación de la cantidad de átomos activos que presenta un volumen dado; y todo el mundo sabe que pesa mas una piedra grande que una pequeña , y que un imán de considerable volumen es susceptible de desenvolver una acción mucho mas fuerte, que otro que sea menos voluminoso. Si se quiere, pues, sostener que se maniüesla en uua parte la acción de un cuerpo ya pondo- rabie ó imponderable, es preciso admitir también la pre- sencia de cierta cantidad de átomos; y lo que es todavía mas seguro, que á medida que esta cantidad disminuye en un volumen dado , la acción de este también disminuirá de energia. Se ve, pues, que aun cuando se probase que nuestras atenuaciones no tienen necesidad para obrar, sino de impregnarse de partículas imponderables, como las de los miasmas, no se habria hecho nada todavía para de- mostrar que su energía no puede disminuir en razón de la pérdida material que esperimenta , ni nada tampoco para esplicar cómo uua atenuación, por ejemplo, que no contuviese sino la villonésima parte de átomos medicinales de otra, puede presentar mas intensidad, no solamente igual, siuo á las veces superior á esta última. 54. Estos hechos por tanto, existen tales como los he- mos citado; y nada se hubiera eslrañado entonces si desde el principio se hubiera reflexionado bien sobre la manera con que obran nuestros medicamentos en general, y sobre el cambio que esperimentan las sustancias en nuestro mo- do de prepararlas. Debería haberse reflexionado que cada dosis medicinal contiene un gran número de átomos que permanecen sin acción , por el solo hecho de hallarse con- tenidos en lo interior de las moléculas , y no llegan á po- nerse en contacto con los órganos; y que por consiguiente, siempre que por un medio cualquiera se consiga dividir
    •estas moléculas en cuerpecillos mas pequeños, y aumentar de este modo la superficie total que pudieran formar, au- mentaría la energía de la dosis al punto que la mas pe- queña parte sería capaz de ejercer una influencia, si no superior, al menos igual á la de la dosis entera en el es- tado primitivo. Así es que el doctor Doppler de Prague ha esplicado el primero la eficacia de nuestras atenuacio- nes ; y según este , es tal el efecto que produce sobre las moléculas la división hasta lo infinito, que si las de un polvo fino sou á la dosis de 5 centigramos, en estado de formar por el conjunto de su superficie una total de 100 metros -cuadrados, y si cada trituración de veinte minutos no dividía cada molécula sino en cien cuerpecillos mas pe- queños, las de la trigésima atenuación estarían divididos de tal modo, que á la dosis de una gota solamente podrían ocupar por el conjunto de sus superficies una total de va- rios miles de decámetros cuadrados. 55. Si este cálculo, que cada cual puede fácilmente verificar, es justo, no hay en efecto nada mas fácil que concebir, no solamente cómo la trigésima atenuación pue- de todavía presentarse eficaz, sino también cómo un solo glóbulo de esta atenuación puede tener todavía bastante virtud para dar á un vaso de agua casi tanta energía como á un medicamento puro. Porque, supongamos que la su- perficie total que una gota de la trigésima atenuación pue- de cubrir por la de sus moléculas infinitamente pequeñas sea solo de 4.000 decámetros cuadrados , empapando con esta gola doscientos glóbulos sacarinos, cada uno conten- drá todavía para cubrir una superficie de 200 metros cua- drados al menos, y obrará por consiguiente con una energía tan grande como la que pueden desplegar 100 centímetros de una sustancia no atenuada; pero que se reducirá á pol- vo bastante fino, para que las moléculas de cada centigra- mo puedan cubrir una superficie total de 20 metros cua- drados. Luego si un glóbulo de la trigésima atenuación es tan enérgico, es claro que disolviéndolo en un volumen de ocho cucharadas (4 onzas, ó 120 granos) de agua, la preparación que se obtendrá no será en ningún caso menos eficaz que una tintura madre, que sobre 30 gramos (una
    onza) de líquido contuviese 5 centigramos (un grano) de un medicamento puro, y disuelto hasta el punto que sus moléculas podrían cubrir una superficie total de 500 me- tros cuadrados. Todos estos cálculos no son verdades rigo- rosamente exactas; pero si hay error, mas bien es por haber puesto cifras demasiado bajas; y si se supone, lo que es mas que probable, que cada trituración de veinte minu- tos cambia cada molécula de la sustancia primitiva en mas de 200 ó 300 cuerpecillos mas pequeños, el resultado será todavía mas sorprendente. 56. Se ha argüido muchas veces contra la eficacia de las preparaciones homeopáticas, que si la influencia ejer- cida por la trituración ó el movimiento era realmente tal como los homeópatas sostienen, la energía de las atenua- ciones debería no solamente aumentar con el número, sino todavía hacerlo de un modo prodigioso, á medida que se empleasen medios mas poderosos para operar, en cada ate- nuación , la división de las moléculas. Esto es verdad en principio, y nosotros podríamos todos los días comprobar este hecho en la práctica, si fuese siempre posible utilizar el aumento en superficies que un volumen dado ha ganado de este modo. Pero la superficie total que después de las trituraciones y los movimientos ordinarios pudiera desen- volver un solo glóbulo de la 30a atenuación seria tan in- tensa, que, si el tiempo no la ayudase, no hallaría nunca bastante espacio en los órganos para desenvolverse de modo que cada una de su infinidad de moléculas pueda entrar en acción; y así es que todo cuanto se añadiese á esta can- tidad de moléculas no baria sino aumentar el número de las que quedan siu acción. Hé aquí lo que esplica también porqué dos, tres, cuatro glóbulos, y auu una gota entera de una atenuación no parecen producir mas efecto que una sola cucharada de la solución de un glóbulo en ocho cucha- radas de agua; y si se busca la razón porqué estas últimas atenuaciones no parecen distinguirse de las primeras por ninguna otra cualidad que la de una acción mas prolonga- da, hallaremos todavía aquí la esplicacion. 57. Hay sin embargo ciertas sustancias cuya energía
    aumeuta en realidad de un modo sensible á medida que crecen las atenuaciones, y que muchas veces de entera- mente inertes que estaban en su estado natural, se vuel- ven por este medio de preparación no menos activas que los medicamentos mas enérgicos. Son sustancias que, aun en el estado de polvo finísimo, tienen probablemente sus molé- culas verdaderamente activas encerradas aun en una especie de cubierta que las impide ponerse en contacto inmediato con los órganos, y que los medios ordinarios de pulveriza- ción y de dilución son incapaces de destruir. Porque mo- liendo como de costumbre las sustancias solas, las molé- culas de un polvo ya muy fino se sustraen á la fuerza que tiende á hacerlas mas pequeñas todavía, y no, sino triturán- dolas con otra sustancia contra los cuerpecillos de la cual pueda frotarse, se conseguirá dividirlas al infinito. Y aun no se conseguirá sino de un modo incompleto, si al mismo tiempo no se procura estender siempre tanto como sea po- sible las nuevas moléculas á medida que la trituración au- menta el número, en razón á que cuanto mas aglomeradas esten, mas difícil será dividirlas. Lo que hace que varias sustancias parecen no desenvolver toda su virtud sino des- pués de tres trituraciones sucesivas, hechas de modo que en cada nueva trituración no haya sino una parle (V10o) de la precedente que está mezclada con tantas otras partes co- mo la primera. 58. Lo que acabamos de decir respecto de la tritura- ción de sustancias en polvo., se aplica igualmente y de la misma manera á la atenuación de sustancias líquidas, y á la sucusion de sustancias solubles con vehículo líquido. Por- que, bien que las moléculas de los líquidos, á causa de su naturaleza globuliforme, sean incapaces absolutamente de ser divididas por una especie de trituración ordinaria, mo- liéndose con un vehículo en forma de polvo, ó tratándolas por la sucusion con un vehículo líquido, esperimentan, también como las de las sustancias sólidas, la división hasta lo infinito. Lo mismo sucede con todas las sustancias ordi- nariamente insolubles en el agua ó en el alcohol, cuando por trituraciones suficientes están bastante divididas sus moléculas para quedarse suspensas entre las moléculas de
    estos líquidos; entouces se sustraen no solo :í la ley que las tiene eu estado de agregación, sino que movidas con el ve- hículoque las ha disuelto, esperiraentan también todas las divisiones ulteriores de que son susceptibles las sustancias líquidas. Así es que después de la tercera trituración aun puede continuarse la atenuación de los metales sin el me- nor inconveniente, por la sucusion de estas sustancias con los vehículos líquidos; de modo que todas las atenuaciones hechas de esta manera tiendeu también como las tritura- ciones á aumentar los recursos de las dosis, de modo que si se sometiese á nuevas sucusiones la solución hecha con un glóbulo de la 30a en 8 cucharadas de agua, se podría conseguir hacer esta dilución tal, que cada gota constituyese una dosis mucho mas fuerte que la del glóbulo que se halla disuelto. 59. Si hay pues un proceder, que mas que otro alguno sea capaz de suministrar medicamentos enérgicos, es á no dudarlo el modo de preparación adoptado por la homeopa- tía. En cuanto á las sustancias que en su estado natural tienen ya toda su virtud convenientemente desenvuelta, este proceder no aumentará nada, en verdad, la energía de las dosis que la escuela usa, puesto que como hemos dicho mas arriba, no hay casi medio de utilizar lodos los recursos que ganarán estas dosis; pero la ventaja que ha- brá será siempre la de hallar las atenuaciones de estas sus- tancias á la dosis de un solo glóbulo, no solamente tan enérgicas como la dosis entera de que se han sacado, sino también mas aptas á ejercer una acción larga y sostenida. Lo mismo sucede con las sustancias de virtud latente, cuan- do esta esté enteramente desenvuelta ; las atenuaciones he- chas mas allá de este punto no podrán tampoco obrar de un modo brillante sobre la energia de las dosis usadas; pero cuanto mas allá se lleven, se verá que la dosis mas pequeña posible es todavía mas que suficieute para producir todos los efectos que pueden manifestar estos medicamentos á la mas fuerte de la dosis usada. Esto podría aun llegar al punto que si por la simple mezcla y sin ninguna nueva su- cusion se diluyese un solo glóbulo de una atenuación bas- tante adelantada en un volumen de 3 á \ vasos de agua, y